El dolor de dientes y encías de los bebés se convierte, desde las pocas semanas de vida de cualquier bebé, en un problema recurrente para los padres. De forma popular, los dientes y sus primeras manifestaciones son foco de muchas preocupaciones y se suelen asociar, generalmente de forma errónea, con procesos de fiebre.
Si bien es cierto que las encías se inflaman durante la erupción de los primeros dientes, la realidad es que la fiebre superior a 38º no suele estar motivada por los propios dientes. La causa más lógica para un proceso con fiebre superior a los 38º es una infección o alguna enfermedad en cuyo caso conviene realizar una visita el pediatra.
Uno de los primeros síntomas que se observarán en los bebés que sufren dolores por la salida de los dientes es la introduccion de las manos u objetos para morderlos.
Cómo calmar el dolor de dientes y encías de los bebés
Salvo que los dolores provoquen crisis agudas en los bebés, lo ideal es no tener que recurrir a analgésicos para paliarlo. Una opción es ayudar a los niños masajeando la zona inflamada con los dedos, perfectamente limpios, de forma suave y firme.
Por supuesto, los clásicos mordedores cumplirán una función similar. Muchos de ellos se encuentran rellenos de líquidos que permiten su introducción en el frigorífico. El frío aumentará la sensación de alivio sobre los bebés.
Las toallitas también pueden ser de gran ayuda. Pueden ser congeladas para conseguir un efecto similar al de los mordedores.
Visita al pediatra como recurso excepcional
No hay que olvidar que el dolor de dientes y encías de los bebés es algo normal. Desgraciadamente, todas las personas han de pasarlos. Sin embargo, existen casos en los que los dolores provocan problemas de sueño e irratibilidad que han de ser valorados por un profesional médico.
Si el pediatra lo considera necesario, recetará un analgésico que, recordamos, ha de usarse solo en casos de verdadera necesidad.